Santos Inocentes: los Niños
Hoy, 28 de Diciembre, día de los Santos Inocentes. Algunos gastan bromas por tradición, y todos nos olvidamos que los protagonistas del día son los niños. Acaba de sucederme algo que me ha impactado. Para algunos será algo trivial, algo «cotidiano», «normal». Yo soy psicólogo clínico, analista junguiano, ejerzo en Barcelona (gran urbe, no zona rural tranquila), y no tengo ninguna vergüenza en reconocer que me ha impactado. Quizás porque, además, soy persona humana, a lo que nunca renunciaré (mal terapeuta sería, entonces).
Entraba en una tienda de juguetes y vi cómo el dueño, en la puerta de entrada, le decía a un niño pequeño, de unos 7 años, que iba a llamar a la policía. «¡No, por favor!» «¡Sí!», exclamó el hombre; inmediatamente, una niña pequeña, de cabellos rubios maltrechos, nunca peinados, rompió a llorar. «¡Por favor!», repitió el niño a la vez que se zafó del hombre, echó a correr, y con él la niñita.
Se trataba de una familia de etnia… no importa, una familia, que había entrado a robar utilizando a sus hijos. Al ser descubiertos habían huído, dejando atrás a los dos más pequeñitos. El hombre de la tienda tampoco hizo nada para retener a los dos pequeños, «tampoco es plan», me dijo. Sí llamó a la policía «estate seguro de que ya tienen noticias de ellos».
La cuestión, y el tendero también lo sabe, por eso no represalió a los pequeños, no es que un niño necesitado robe un juguete, sino que una familia eduque a sus hijos en la delincuencia desde la más tierna infancia, los utilice y los maltrate… luego caí en que el niño, al que sólo vi escasos segundos, tenía su ojo izquierdo hinchado; le habrían golpeado días atrás. ¿El «no, por favor» era miedo a la policía, o a lo que luego le iban a hacer en casa?
Hemos de denunciar estos casos, tenemos unas instituciones que sí se pueden ocupar de estos niños (incluso las instituciones que funcionan necesitan ayuda). Ojalá que estas líneas sirvan para reconectarnos con nuestra humanidad (no confundir con sensiblería), ir con más consideración en el trato con los niños (hijos, sobrinos, vecinos, alumnos…). Poner límites es imprescindible, pero para ello no hace falta ser un bruto. Va también por los colegas terapeutas infantiles. Muchos niños lloran por dentro, y si no somos avispados no lo vemos.
Juan Carlos Albaladejo
Esperanza Psicólogos en Barcelona
Si todos (o almenos, los que tenemos posibilidad por medios y educacion) tuvieramos Un Contacto Real Con El Cuerpo Real o Ser de La Tierra, el nivel de conciencia sensitivo-responsable impediria QUE ESO EXISTA – La falta de Comunion propicia esas tremendas diferencias.
Un fuerte abrazo!
Muchas gracias por tus palabras.
¡Otro abrazo para ti!